Sao Paulo se desnuda de publicidad y otras mentiras.

Tenía que ser en Brasil, país símbolo de la liberación sexual, donde la primera ciudad se ha atrevido a desnudarse de publicidad. Sao Paulo ha convertido en un ejemplo apabullante de ciudad libre de anuncios en la calle. Esperemos que les dure.


Obviamente, las empresas de publicidad estaban en contra de la medida, y de hecho, llegaron a lanzar una campaña de publicidad llenando la ciudad de carteles que decían algo así como
"Hay una nueva película en todos los carteles - ¿qué carteles?"
"La publicidad exterior es cultura"
Eso es lo que se llama instinto de supervivencia. Y, aunque no les sirvió para mucho la frasecita, a mi me ha dado algo en que pensar.

Primero, supongo que cuando hablan de cultura, se referirán a la cultura de consumo y no a la cultura en general, porque aunque bien es verdad que la publicidad suele hacer referencia a distintos grupos culturales, sólo lo hace por una razón:
  • Ese grupo cultural ha "ascendido" al nivel de nicho de mercado, es decir que ha alcanzado el suficiente poder adquisitivo para que las empresas les presten atención.
Y con dos objetivos:
  • Llamar la atención y conectar con las emociones de ese grupo utilizando su mismo lenguaje.
  • Y clavársela doblada, vendiéndoles las misma mierda envuelta en otro papel de regalo.
La publicidad es sin duda la manifestación más abundante de la cultura de consumo, pero no es una representación ni de la cultura de consumo ni de la nuestra (que se parece mucho). Y mucho menos podemos decir que la publicidad es cultura.

La publicidad sólo presenta un consumismo irreal, donde los productos nos hacen felices y que obvia el consumismo voraz que nos consume como sociedad y devora nuestro planeta.

La publicidad deja fuera todo lo que no puede usar en su propio beneficio.


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